Reinventar tu imagen, como asesora y emprendedora

Reinventarse es cuestión de decisión. Si bien necesitas recursos, cuando se trata de tu imagen y emprendimiento, la que toma las riendas eres tú. Y ahora cuando es diciembre es donde vuelvo a hacer balance de muchas cosas, no tanto a nivel técnico sino a nivel personal y hasta de emoción.

Es normal que cuando has estado enfocándote tanto en lograr algo y luego no se da, empieces a pensar que no es para ti, o que la suerte no te acompaña, pero puedo darte fe que no tiene que ver con eso, sino con barreras mentales que te has impuesto por miedo.

Tener un talento, habilidad o propósito no es algo de pocos, sino de la gran mayoría de personas, pero no todos están dispuestos a escucharlo de sí mismos. ¿Sabes por qué? porque efectivamente da miedo soltar lo que consideramos seguro, que aunque a veces no nos hace tan felices, igual no involucra tanto riesgo. Y ahora imagino que dirás… ¿a qué viene toda esta reflexión de no creerse capaz de algo?

Pues hace pocos días he cambiado de país (una vez más), y lo que más me han preguntado desde que tomé la decisión fue: ¿de qué vas a trabajar? A lo que respondo, soy asesora y emprendedora. Y las caras casi siempre son de sorpresa, porque obvio tengo que súper explicar en qué consiste «eso» que he decidido hacer.

Desde hace año y medio decidí que mi empresa de servicios no estaría anclada a un lugar físico, sino digital, y lo practico en todo nivel, desde la forma de ofrecer mis servicios hasta comunicarlos. Pero ¿cómo se logra eso a largo plazo? Doy clases y leo preguntas de personas que también son asesoras como yo, pero no ven esto muy factible. Así que voy a contarte algunas de las cosas que tuve que decidir antes de lanzarme con mi empresa digital de servicios y reinventarme como emprendedora.

Reinventé mi imagen:

  • Tomé la decisión de que NO TRABAJO EN UNA SOLA COSA: Esto no significa que me disperso o que no tengo las metas claras, sino que dentro de mi rol profesional tengo el deber de capacitarme en varias áreas para poder estar al tanto de lo que conlleva tener un negocio.
  • Me di el espacio para reflexionar en aquello que me hace feliz, ya sabes quizás para ti es la parte creativa, o la de ventas, etc, pues bien, darle cabida a eso hace que asignes los tiempos adecuados a esas actividades para sentir que conectas todo el tiempo con tu propósito.
  • Dejé de catalogarme como todos lo hacían. Usualmente cuando dices que eres asesora de imagen te encajan en «ah, trabajas con moda», o también con «ah, o sea me dices que tengo que ponerme». Y ni lo uno ni lo otro. Ofrezco servicios de consultoría de imagen, donde hay un trabajo profundo de indagación, análisis, cambio de hábitos y luego si se pasa a la información sobre cómo proyectarlo en la imagen. Me fue más cómodo para la forma en que diseñé mis servicios, y dejé de prestarle atención a lo que consideraba mi competencia.
  • Invertí en mi bienestar. Es un fijo que separo 2 ó 3 jornadas para hacer cosas que me hacen bien: gimnasio, correr, leer, un tratamiento facial, hacer nada, comer cosas que me hagan sentir productiva y no pesada, todo eso va conectado con el tema de tus barreras a nivel mental, porque si no te consientes o consideras, nadie va a hacerlo (y eso lo perciben los clientes, tu audiencia y hasta tu competencia).
  • Invertí en todo aquello que quería que hable de mi marca: Desde las prendas que uso para las fotos de mi web, hasta los elementos con los que armo el set de mis videos, así como también en aplicaciones o plataformas que me permitan crear una imagen coherente de mi mensaje como marca. Dejé de pensar en la improvisación por el apuro de decir algo, y empecé a ordenar según prioridades lo que tenía que mostrar (y en buena calidad).
  • La forma en que hablo de temas relacionados a mis servicios fue adaptándose a la esencia de mi personalidad y la de mi marca. No me siento bien hablando solo de moda o diciéndote qué ponerte, así que por eso he incluido muchos otros temas con los que me siento a gusto hablando: emprendimiento, rutinas sanas, entrevistas con otras emprendedoras, otras mujeres que también pasan por los mismos dilemas que yo o mis clientas, y eso suma mucho.
  • Mi discurso de venta cambió. Sí, tal como lo lees, te estoy hablando de la palabra VENTA, porque ofreces un servicio súper especial y tiene que ser único para que sea apreciado realmente y por ende pueda llegar a las personas indicadas. Tus recursos como profesional son valiosos en tanto los presentes de esa manera.

Entendí que EMPRENDER es ACCIONAR y no soñar.

  • Dejé de quejarme sobre la falta de oportunidades y empecé a moverme para crear las mías propias. La suerte no existe en un emprendimiento, sino que si hay buen trabajo cosechas resultados, y punto.
  • Todos los días realizo acciones enfocadas a mis objetivos. Desde una publicación, hasta una automatización de procesos, así como también dar espacio al análisis de lo que funciona o no.
  • Empecé a verme como empresaria conforme veía resultados. Cuando solo decía «emprendimiento» sentía que era algo ocasional, un principio y ya. Pero ahora facturando de forma mensual, constante, teniendo todo el tiempo nuevo público con quien conectar, empiezas a tomar decisiones también como empresaria, y aunque hay margen de error en algunos casos, no todo tiene que ser visto como «pruebas».
  • Validé mis metas a mi manera. Siempre digo esto pero ¿sabes las veces que me dijeron que no podría vender mis servicios o talleres a distancia? ¿que nadie compraría algo online? ¿que sería difícil validar mis talleres? Uf, y lo sigo escuchando, solo que ya no hay ningún efecto negativo en mí. Y semana tras semana confirmo que todo tiene que ver con desarrollar sistemas de producción, de ventas y estrategias para conseguir lo que necesitas con tu propia marca. Las barreras son mentales, nada más.
  • Entendí que la mayoría de resultados son a largo plazo. Desde ser constante en publicar a diario contenido para este espacio o redes, hasta dedicar horas a producir videos o fotografías que conecten con lo que vendo. Y ni qué decir de ir paso a paso, sin apurar mis resultados. De todo se aprende.
  • Y lo mejor, comprender que mi empresa de servicios no es estática. Las reglas las propongo yo como jefa de mi propia marca, creando siempre nuevas propuestas en contenidos, servicios y talleres. ¿Por qué? Porque es genial ir evolucionando y probando nuevos territorios una vez que ya te has posicionado   en otros y ¿sabes qué? está perfecto.

 

Este post viene a manera de análisis, digno del mes de diciembre y donde en mi caso me ha tocado combinarlo con un cambio radical de lugar, así como también a nivel de marca. A partir de enero habrán cosas nuevas en la Escuela Online, así como también la opción de crear encuentros presenciales en Madrid (mi nueva ciudad), con lo cual, reitero que la reinvención puede venir desde cualquier lugar, y de eso se trata, de probar caminos donde se pueda crecer y aprender. Espero me sigan acompañando y así poder crecer y crear juntas.

 

¿Sientes que has desconectado con tu estilo al lanzarte con tu marca y emprender?

Lo que pasa es que has estado sumergida en el “deber ser” con tu forma de vestir, en lugar de FLUIR para comunicar con tu sola imagen.

Así que quiero compartirte estas ¡5 CLAVES PARA CONECTAR TU ESTILO A TU MARCA PERSONAL!