Dar la bienvenida a un año implica también hacer un cambio en el chip mental. Y nuestra imagen generalmente es la primera en darlo a notar. Desde un simple corte de pelo, un detox de armario, o una meta a largo plazo que incluya prestar mayor atención y cuidado a nuestro cuerpo, son algunas de las señales de que queremos proyectar algo totalmente nuevo.
Aún así, y con todas las pilas puestas, sentimos que por más ganas que surjan, el camino es bastante complejo y lleno de obstáculos que no nos permiten mantener el foco en esa meta que nos planteamos al principio. Así que por eso he querido empezar el 2019 con este post, compartiendo algunos puntos que trabajo en sesiones con clientas, así como también que aplico en mí misma.
Proyectar, no es lo mismo que disfrazar.
Cuando tocamos fondo y entendemos por qué queremos trabajar en definir qué es lo que pasa con nuestra imagen, es cuando realmente se pueden lograr cambios a largo plazo. Vamos con ejemplos.
- Si lo que te agobia es la sensación de tener mucho en tu armario, y cero soluciones al vestir, hay que indagar realmente en el problema, que por cierto nada tiene que ver con no saber combinar o no estar al día en tendencias. Sino, lo que probablemente pase es que hayas caído en patrones de ansiedad y eso te haya desbordado en la conducta de la compra compulsiva tratando de llenar vacíos emocionales o espacios en tu agenda donde no quieres hacerte cargo de otro tipo de decisiones.
- También puede ser que de pronto hayas venido notando tu desgano por verte al espejo, comprar ropa o incluso arreglarte a diario, y eso haya despertado en ti la preocupación de que te estás abandonando. Lo cual podría indicar una total incoherencia con lo que eres, lo que dices y lo que haces sumado a tus metas personales. (Ok, esto fue muy profundo pero creo que me comprendes lo que te cuento).
En todo caso, la solución no es tan simple como «voy de compras y listo», o «solo tengo que ordenar el armario para que se vea bonito». Es comprometernos con un objetivo puntual, hacer espacio en nuestra agenda para ir trabajándolo e invertir en una nueva mentalidad (esto puede requerir de tu tiempo, y recursos). Así que vamos con algunos puntos claves.
- Empieza a trabajar en la palabra «certeza», me preguntarás ¿de qué?, de que puedes lograr cambios a largo plazo en tu imagen, que no se trata de compararte con otras personas, sino de conocer tus fortalezas, y brillar con ellas.
- El compromiso para ver cambios no aparece por arte de magia. Tú lo generas y lo entrenas, desde saber que necesitas dedicar X cantidad de tiempo a cuidarte hasta el asignar momentos para armado de conjuntos, rutinas saludables con tu piel y cabello, así como también informándote solo con lo justo y necesario para tu estilo y armario.
- Deja de prestar atención al ruido externo. Si sigues millones de cuentas en IG o Youtube, y la sensación que te da consumir esa información es de bajón o frustración… suéltalo. No gastes tiempo en ello porque te saca de tu foco, y te hace sentir que nunca es suficiente con lo que tienes o haces.
- Si no sabes por dónde empezar, o en qué invertir, no compres. Mejor oriéntate con un especialista. Sea un/a asesor/a para tu armario, un/a cosmetólogo/a para el cuidado de tu piel, un/a nutricionista para cuidar de tu alimentación. HAZLO sin miedos y confía en quienes tienen mayor experiencia en un área donde tú no la tienes (y está bien solicitar ayuda).
- Date tiempo para cada cosa. Al principio para analizar qué has estado haciendo, luego para trabajar en tu certeza y fortalezas, después para ponerte manos a la obra con tu armario o rutinas, y así. Paso a paso es mejor.
Claro que hay más puntos a tener en cuenta, pero mi intención no es generarte ansiedad ni apuro porque todo tiene que cumplirse ya. De hecho lo mejor sería que tomes estos primeros 5 puntos y empieces a indagar en qué sí has hecho y qué no para ponerte al día, para así luego con ello proceder a crear un cambio de verdad.