El concepto de asesoramiento de imagen no es para nada nuevo. De hecho tiene más de 20 años en el mercado de la moda y ha pasado por algunas transformaciones desde entonces. Inicialmente se pensaba en alguien que se encargaría de la imagen, protocolo y etiqueta de una empresa o un evento. Más adelante se pensó en un servicio exclusivo para ejecutivos o artistas, y también se derivó en una herramienta clave para quienes trabajar con las masas, es decir personajes políticos o famosos, quienes tienen que pensar detenidamente en cómo llevar su imagen.
Sin embargo ese concepto quedó anticuado en estos días y de hecho cada vez más son las personas que se acercan a consultar por este tipo de servicios para aplicarlos en su día a día o aprender algunas herramientas súper prácticas que les ayuden a elegir prendas, colores y moldes que se asemejen a su estilo personal y variedad de ocasiones.
Luego de empezar a ejercer como asesora de imagen, me di cuenta que había un mito/barrera que tenía que romper y era enseñarles a mis clientes o alumnas sobre el verdadero rol de un asesor de imagen. Y esto ha costado y sigue costando muchísimo gracias a la terrible imagen que se ha forjado desde los medios para hablar de esta profesión.
Mito
Se cree que un asesor de imagen será quien te juzgue o critique por cómo vistes, haciéndote sentir incluso anticuado por tus elecciones de prendas. Esto ha sido infundado por la TV donde muestran los «cambios extremos», acompañados de personajes (malvados) que te hacen tirar toda tu ropa a la basura, y te llevan de compras a las tiendas más caras de tu ciudad, para luego terminar en un salón de belleza donde serás convertida radicalmente de morocha a rubia o viceversa, y así «terminar» con tus problemas de imagen. ERRRRROOOOORRR!!!!
¿Qué hace un verdadero Asesor de Imagen?
Trabaja en equipo contigo: Desde la primera entrevista/reunión sentirás que estás conversando con alguien que se preocupa por entender tu punto de vista sobre tu imagen. No tiene ninguna actitud de superioridad, ni la última palabra sobre cómo vistes. Trazará una estrategia junto a ti y a lo que estás dispuesta a cambiar, potenciar y mejorar en tu imagen.
Es respetuoso con tu imagen: Jamás escucharás una palabra despectiva para referirse a tu imagen, a cómo te vistes o una zona de tu silueta. Quienes tratan de intimidar con lenguaje despectivo o grosero definitivamente no son buenos asesores de imagen. Se trata de generar un vínculo de respeto en donde se tomarán decisiones o se harán cambios donde te sientas siempre cómoda y seas parte.
Responde a tus inquietudes: La constante negociación está presente en el proceso de un asesoramiento de imagen bien hecho. No se trata de «tienes que cambiar tu color de pelo» o «debes vestir esto sí o sí». Primero te escucha sobre tus dudas sobre cómo llevar determinadas prendas, colores o estilos y luego aportará un consejo basado en lo que te haga sentir mejor.
Ofrece una guía: Tal como lo dice la palabra. Un asesor es una guía en tu proceso para potenciar tu imagen personal. Es decir que te acompaña, te muestra herramientas válidas para tu caso, te aconseja y te celebra cada avance también.
Aporta información: Cuando se tiene la primera entrevista, te darás cuenta que las preguntas están dirigidas a conocerte mejor desde todo ámbito. Esto es precisamente porque cualquier consejo, sugerencia o dato que un asesor te aporte en el servicio será pensado para tu situación personal. Cero generalizaciones y más énfasis en tus propia metas para ver cambios positivos planteados por ti misma.
Te ayuda a ahorrar: Sí! todo lo contrario a lo que se piensa, un asesor de imagen te ayuda a ahorrar y comprar de forma inteligente. Olvídate de esos programas donde parece que tuvieras que invertir tu sueldo anual para crear un armario que te ayude a lucir más cómoda y regia. Acá se trata de aprender a utilizar lo que tienes, a adquirir lo ultra necesario y a dejar de lado los caprichos. Entonces ¿sigues dudando sobre este servicio?
Trabaja progresivamente: No basta una sola sesión para ver cambios. Tal como si se tratara de un entrenamiento físico, o una terapia para cambiar hábitos, el asesor de imagen te incita a trabajar en etapas y en tus tiempos. No creas en falsas promesas de cambios extremos. Cree en tu propio ritmo para generar cambios, amigarte con tu imagen y potenciar lo que ya tienes.