Estás ahí cada día de tu vida frente a las redes sociales. Ves perfiles donde parece que las personas son felices, miras su imagen perfecta(mente editada), y te dices ¿por qué no me veo así?
Te cuento un secreto: La imagen perfecta no existe. De hecho el ideal de sentirte, vestirte y amigarte contigo frente al espejo no se cumple al 100% salvo en casos donde has comprendido que puedes ser imperfectamente bella.
Antes de entrar a fondo, quiero contarte algo basándome en lo que escucho en sesiones, e incluso lo que me digo a mí en días donde no me apetece peinarme. El gran anhelo detrás de vestirnos bien tiene mucho que ver con querer aceptarnos, y desde ahí crear ese vínculo armonioso con nosotras cuando nos vemos frente al espejo.
Ejemplo: Tienes un complejo con una parte de tu cuerpo y cuando te vistes haces todo para ocultarlo. Ya eliges desde el miedo y no desde lo que te hace sentir plena y cómoda.
¿Pero cómo es que se trabaja entonces con la imagen personal?
Un ejercicio que me sirvió mucho después de los 28 años (cuando me di cuenta que el cuerpo me cambiaba sin parar por alguna razón) fue el de comprender que soy cíclica. Que hay días que tengo X peso, y días donde me siento ligera. Por otro lado, llevarme a practicar la objetividad en algunos casos como por ejemplo saber que en determinados días al mes, no hay nada que me haga sentir bien y por ende no depende de mí realmente encontrar algo que «me quede bien». Iba hacia determinada prenda o color y la usaba y listo, no me cuestionaba porque sabía que lo distorsionaría.
Algo que también practico muchísimo con mis clientas es que si empiezan a buscar referentes de estilo (esto es muy clave cuando alguien siente que nada le gusta), les oriento a buscar personas con similares características físicas. Un caso real fue el de una clienta de alrededor de 50 años que se frustraba cuando veía lo que usaban determinadas bloggers, donde todo parecía calzarles perfecto. Con ella nos dimos cuenta que esa sensación de que nada le quedaba bien, venía del hecho de compararse constantemente con personas que no tenían nada que ver con ella.
Luego encontramos un par de referentes con características similares, y desde ahí hasta se animó a probar cosas en su armario que antes quizás nunca lo hubiera hecho.
Tu imagen es única, no perfecta.
No hay posibilidad de que aunque imites X estilo logres sentirte realizada, o comprendida. ¿Sabes por qué? Porque debemos elegir prendas/colores/moldes que se ajusten a nuestra realidad. No nos hará perfectas pero si mucho más felices porque sentiremos que todo encaja a nuestra imagen y semejanza, con lo cual se irá cortando poco a poco ese discurso de «es que no me veo bien», y de pronto empezarás a hacer consciencia de que era ilógico pretender seguir determinadas reglas o tendencias.
Por último y no menos importante.
Date tiempo en este proceso. Yo todavía tengo días donde me digo… «por dios, nada me viene bien», soy sincera y lo afronto, hay meses donde viene todo bárbaro, pero otros donde quizás descuidé una rutina, algo en mi alimentación o descanso, y de ahí las consecuencias externas. Pero de verdad, me dura cuestión de horas el malestar, entiendo, analizo y tomo acción… pero sobre todo me permito transitar la incomodidad. No la apago ni la pongo en piloto automático.
Me pregunto si te ha pasado algo de lo que te cuento acá, si realmente te has dejado caer en el tema de la comparación con la imagen perfecta. Si es así, puedes compartir tu experiencia. Estoy segura que somos muchas mujeres las que lo hemos padecido.