Sí, de sus propuestas fuera de contexto, de pensar que a todas nos quedará de maravilla aquel vestido súper costoso, y peor aún de sentir que no llego a aquellos estándares de belleza tan altos, haciéndome sentir todo el tiempo en falta con lo que veo en el espejo.
¡Ajá! entraste a este post porque viste el título y dijiste «sí, yo también estoy harta». Y acá voy a contarte algunas cosas que quizás no sabías de estas influencers, y que pueden darte un alivio y otras alternativas para empezar a consumir información más cercana a tus circunstancias (y presupuesto de compra).
¿Por qué las influencers muestras cosas imposibles?
Ser una influencer es un trabajo. Con todas las letras. Esto significa que fuera de su intención de compartir contenido de calidad, bien editado y súper novedoso, también hay una agenda comercial que seguir. En su momento a principios de mi carrera dentro de la moda, si bien nunca me consideré influencer, sí acepto que tenía una agenda de compromisos con marcas gracias a mi blog Hablemos de Moda Ya!, con el cual mostré mucho contenido y propuestas de compra según las tendencias del momento y de lo que sugerían las marcas con quienes creábamos convenios. ¿Es algo malo? NO, es un trabajo, así como lo hace cualquier revista de moda.
Ahora dirás… «listo, pero por qué siempre muestran cosas inalcanzables». Y claro luego está realmente el tipo de marcas que se proponen, los valores que manejan y las tendencias que sugieren, las cuales están apegadas al tipo de target al que apuntan estas influencers. ¿Por qué sentimos entonces que no nos hablan a nosotras? porque es precisamente esto: NO ES CONTENIDO PENSADO PARA RESOLVER NUESTROS DILEMAS REALES DE ARMARIO. ¿Es algo malo? NO. Solo que no hemos sabido elegir como consumidoras, qué contenido es válido para nosotras y qué no.
¿Cómo hago para no frustrarme con lo que veo en los perfiles de influencers?
Esta charla la he tenido reiteradas veces con clientas de varias edades, las de 25, las de 40, y las de 50+. Las influencers no tienen la «culpa» de esa frustración que puedes sentir, pero lo que si podemos hacer, es generar un filtro más consciente de a quién quieres seguir en cuanto a propuestas de looks.
Por otro lado, puede que simplemente comprendas que aunque no puedas comprar lo que ellas proponen, si que te pueden inspirar o servir como punto disparador creativo para luego crear o comprar cosas que vayan acorde a tu presupuesto, pero bajo esa misma línea de estilo. En resumidas cuentas, que no sigas al pie de la letra lo que te venden en sus perfiles, pero si que tomes lo que consideras que puede ajustarse a tus necesidades.
Lo de la frustración respecto a cómo le queda X prenda es otro tema importante. Sugerencia desde el lado del asesoramiento profesional: elegir influencers que tengan características físicas similares a nosotras. ¿Por qué? porque si nos gusta mucho algo que llevan puesto, nos podremos hacer la idea más real de cómo quedaría en nosotras X prenda.
Esto ayuda a empezar a espejarnos en situaciones o referentes más reales, que no nos hagan caer en el túnel infinito de la comparación, y sobre todo, que nos sentiremos agradecidas con contenido que en verdad se apega a nuestras expectativas de compra.
¿Necesito estar pendiente de lo que publica la influencer para estar a la moda?
NO. Tan simple como eso. Podemos estar actualizadas siguiendo las redes o páginas de nuestras marcas favoritas, podemos echar un vistazo a las tiendas que más frecuentamos sea presencial u online. Es decir, que si sabemos que hay tendencia a estresarnos o compararnos, sugiero no estar pendiente de cada movimiento de la influencer de turno.
Conclusión:
La imagen y percepción que podemos tener de las influencers no es siempre la real, ni la que necesitamos para estar al día con nuestra imagen. Saber que así como ellas gestionan un contenido muy profesional y moderno, también hay una agenda comercial, un target al que apuntan y por último que no es obligatorio que nos guste o sirva. Por lo tanto, discernir mejor entre lo que nos gusta ver y lo que nos sirve como ejemplo o referencia real.