¿Cómo haber estudiado Asesoramiento de Imagen cambió mi vida?

En este post voy a reflejar al 100% una opinión personal, basada en mi experiencia a nivel profesional, así como también en historias compartidas con clientas y alumnas de esta carrera.

Elegí casi por casualidad mi primer curso de asesoramiento de imagen, allá por el año 2008, donde en tres meses (en un verano que fui a pasar a Buenos Aires), tuve un gran pantallazo de lo que implicaba esta carrera. Cursaba tres veces por semana, escuchaba lecciones de temas que no tenía idea que existían a la hora de vestir, y por primera vez empecé a conocerme mejor a través de mi manera de elegir prendas. ¡Oh wow! era una nueva forma de comunicar.

Para ese momento, llevaba tres años en mi carrera como periodista y había tenido un par de experiencias no muy gratas involucradas en el mundo de la moda, donde honestamente no vi lo mejor de esta industria. Sin embargo, con el asesoramiento de imagen empecé a atar cabos y descubrí que existía una carrera donde podía fusionar tres cosas que realmente me gustaban: la comunicación, la moda y la psicología (sí, esa era una de mis opciones de carrera universitaria).

Luego en el 2011 empecé la carrera de forma oficial, y una vez más la adrenalina que sentía en cada clase era inexplicable, al mismo tiempo (y para variar en mi hiperactividad), estudiaba mi maestría de periodismo, y un curso oficial de producción de moda (sí, todo al mismo tiempo en un año), y no había punto de comparación con la emoción a la que iba a mis clases de asesoramiento. Esa forma de interpretar cada prenda, color, molde, estilo me fascinaba y me rendí ante ello tomando la decisión de empezar a comunicarlo, y entonces abrí un blog (Hablemos de Moda Ya!).

Al poco tiempo arranqué a tener clientas, algunas en Buenos Aires, otras en Ecuador, pero lo que me daba cuenta era del impacto que podía tener toda la información que compartía, en esas personas que me confiaban algo muy valioso… su imagen. Y eso lo empecé a asimilar como un regalo preciado, del cual me había hecho acreedora por la pasión que ponía en aprender de cada experiencia con cada clienta.

De verdad, he escuchado historias fuertes sobre complejos que solemos crearnos en función de cómo nos percibimos (y no digo vemos, porque al final la imagen es una percepción). Desde mujeres que han pasado por cirugías para cambiar por completo su cuerpo, hasta algunas que se han sentido bloqueadas por pensar en su «yo» pasado de hace 10 años, que ahora les genera culpa, por los cambios físicos, por sus hábitos, por su forma de verse a sí mismas.

Por otro lado también he tenido lindas historias con mujeres que se han entusiasmado al saber que podían lograr cambios visibles en su imagen, con el sólo portar información que aporte a su creatividad al vestir, así como también he tenido alumnas que han descubierto en mis clases (a las cuales se anotaron por curiosidad), que tenían una vocación oculta por trabajar en esto.

Y así, vengo sumando historias, anécdotas, ideas y sobre todo lindas conexiones con mujeres reales.

A la mejor conclusión que he llegado, es a la de estar consciente que mi trabajo como asesora de imagen no tiene que ver con una «moda», sino con un servicio, y un aprendizaje permanente. Que quienes acuden a mí por un servicio, duda, consulta, tip, taller, también están como yo tratando de despertar esa faceta donde se quiere conectar la esencia de lo que uno es, con lo que uno muestra.

¿Por qué este post?

Porque hoy más que nunca me siento agradecida de contar con este espacio, con ustedes y con lo que hago, porque hoy miro un año atrás y lo que veo es a una chica que tenía ganas de lanzarse al ruedo (una vez más) apostando por un sueño, y que hoy lo está cumpliendo, y creo que una de las motivaciones más grandes, ha sido el descubrir que disfruto mucho de este rol, de ustedes y de compartir lo que me hace feliz.

PD: Hoy he dejado un trabajo part time de sueldo fijo (que tenía hace un año), para meterme de lleno a este proyecto que está floreciendo de forma hermosa. ¡GRACIAS! Por permitírmelo.

 

 

¿Sientes que has desconectado con tu estilo al lanzarte con tu marca y emprender?

Lo que pasa es que has estado sumergida en el “deber ser” con tu forma de vestir, en lugar de FLUIR para comunicar con tu sola imagen.

Así que quiero compartirte estas ¡5 CLAVES PARA CONECTAR TU ESTILO A TU MARCA PERSONAL!